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Acuerdo Marco: Microsoft «lo ha hecho bien»

lunes 06 de agosto, 2007

Mientras la conversación sobre el acuerdo marco continúa en los blogs, un comentario que se escucha una y otra vez es que mientras que el gobierno cometió graves errores, Microsoft «lo ha hecho bien» porque el acuerdo le permitirá acceso a nuevos clientes y más utilidades. Pero esta percepción, me parece, es equivocada.

Sin duda, el 9 de Mayo, cuando se firmo el acuerdo, los ejecutivos de Microsoft que participaron en su gestación deben haberse ido a dormir con una sonrisa en los labios, y – sospecho – la expectativa de un atractivo bono como recompensa a sus esfuerzos. Hoy, sin embargo, la situación es distinta: lo que parecía un triunfo que generó aplausos y cero escrutinio hace tres meses hoy ha generado publicidad, pero no de la que le agrada al gobierno o a Microsoft. Y es una atención que, si les creemos a los defensores del acuerdo, ni siquiera había necesidad de generar: todos los elementos del acuerdo ya estaban siendo ejecutados o en etapa de planificación sin necesidad de aprobación del Congreso.

Al firmar el acuerdo, entonces, Microsoft logro que el tema de la estrategia digital esté en boca de muchos estos días (a pesar de la paupérrima y penosa cobertura de los medios tradicionales), y ahora se enfrentan a una sesión en el Congreso donde es de esperar que las voces que nunca fueron invitadas al ministerio de economía tengan la oportunidad de dar su opinión, y donde los diputados podrán obtener respuestas a las preguntas que el Ministro y sus asesores le han sacado el cuerpo por varias semanas.

El equipo de relaciones públicas de Microsoft sabe bien que salir a enfrentar esas preguntas es la mejor estrategia posible. Pero sospecho que se deben estar preguntando si el precio de la firma en el acuerdo será demasiado alto. Una empresa del tamaño del Microsoft se siente muy cómoda en las oficinas de los ministros, donde la conversa es sin duda de compadre a compadre, y el éxito se mide en nuevos clientes para uno, y en titulares para el otro. El foro público de una audiencia en el Congreso, donde pueden haber preguntas incómodas, es harina de otro costal. A todas luces, los últimos acontecimientos son una derrota para la estrategia de Microsoft, que ha sido la de evitar a toda costa la competencia abierta por acceso al sector público. No nos olvidemos: «Es un acuerdo, no es contrato, así que no se necesita pasar por una licitación«.

Qué Pasa y el Acuerdo Marco

domingo 05 de agosto, 2007

La revista Qué Pasa acaba de publicar un artículo de opinión del académico Carlos Osorio sobre el acuerdo marco (con un débil contrapunto de Angel Jimenez de Luis).

Primero, el artículo propaga un mito conocido:

Por un lado, el gobierno y Microsoft dicen que el acuerdo sólo es un marco de entendimiento en que MS hace una donación a Chile en el contexto de responsabilidad social empresarial y el gobierno se compromete a actuar de contraparte.

¿Pero es esto una donación, cuando se implementarán tecnologías de Microsoft que tarde o temprano requerirán pago de licencias?¿Y considerando que el gobierno se compromete a promover soluciones tecnológicas de Microsoft, y ayudar en su implementación? Interesante es también que Osorio omite elucubrar sobre los costos que conllevan el «compromiso a actuar como contraparte» por parte del gobierno. Tendremos, supongo, que averiguarlo a medida que el acuerdo se vuelva realidad.

Pero no tan rápido, nos dice el Dr. Osorio:

Aquí nace parte del problema. El pacto establece que «nada en este Acuerdo será interpretado como estableciendo una sociedad, joint venture (en Chile, similar a la unión transitoria de empresas), agencia, empleo u otra relación similar entre las Partes» … El acuerdo no obliga a Chile.

Este argumento sigue siendo un misterio para mí. Después de un tiempo (indeterminado) de gestación, la conferencia de prensa anunciando el acuerdo, la firma del ministro en el documento, la defensa del acuerdo en la prensa, etc., ¿hemos de suponer que el Gobierno no tiene intención de cumplir su parte del trato? Eso no suena muy serio.

El artículo continúa arguyendo que el acuerdo fue anunciado, y por lo tanto no hay secreto. Ya contesté este punto, pero vale la pena repetirlo: el publicar el acuerdo es condición necesaria, no suficiente, para considerarlo transparente: es el proceso que lleva a la firma de estos acuerdos el que debe ser justificado, público e incluir a todos los actores relevantes.

El Dr. Osorio insiste en que el acuerdo no implica que el Estado este obligado a usar productos Microsoft. Este punto hay que concederlo, porque nadie le está poniendo una pistola en la cabeza a nadie. Por supuesto (y esto el autor debe saberlo bien), el asunto es más sutil: si una pequeña municipalidad tiene que elegir una solución para un portal en la red, y el Gobierno esta promocionando un producto de Microsoft: ¿Esta seriamente el Dr. Osorio sugiriendo que la dicha Municipalidad no usará esa solución?. Lo mismo aplica a otros puntos del acuerdo.

Y al final, el artículo termina con una lección (gratuita, por suerte) para los críticos del acuerdo:

Esta pequeña tormenta es un botón de muestra de un desconocimiento en el tema que a pocos les pareciera importar. Éste se debe a falta de información, pero, más importante aún, a falta de capacidad y educación para entender tecnología, estrategia y política tecnológica. Lo anterior, unido a la tendencia cada vez más común en Chile de importar la opinología desde la farándula a la política, no augura buenos resultados.

Y el mensaje es claro: debemos entender que las decisiones sobre la estrategia digital del país se las tenemos que dejar a expertos como el Dr. Osorio (que asesoró al gobierno durante la gestación del acuerdo), y que de las cientos de opiniones y reacciones que ha generado el acuerdo no se puede sacar nada en limpio: es farandulismo. Porque no solo somos ignorantes, nos dice este académico, sino que tampoco tenemos la «capacidad» y la «educación» para entender estos temas.

No tengo duda de que el Dr. Osorio es un excelente profesional y que su experiencia nos será muy valiosa a medida que definimos nuestra estrategia digital. Pero creo su artículo traiciona una forma de entender la política pública en que las cosas se hacen a puertas cerradas, despreciando las opiniones de los ciudadanos comunes y corrientes, y asumiendo que un pequeño grupo de tecnócratas, burócratas y empresarios pueden decidir por el resto de nosotros. Esperemos que el Congreso entienda este punto mucho mejor.

Microsoft, el Registro Civil, y la Privacidad

sábado 04 de agosto, 2007

En entrevista con Microsoft, Christian ha obtenido más detalles sobre la forma en que se implementará el famoso Domicilio Digital. Cito de su artículo (mis notas en negrita bajo los puntos que menciona Christian):

«¿Cómo trabajaría[n otros sistemas usados por Microsoft], aplicado[s] al “Domicilio Digital” del Registro Civil? Aunque no está definido 100%, sería algo así:

1. El Registro Civil genera para cada chileno dos campos adicionales en su ficha de identidad: nombre de usuario y una contraseña temporal.

Lo más preocupante de esto es que si se implementa, el Registro Civil tendrá en sus registros el usuario que conecta a cada ciudadano Chileno con una cuenta de email, blogs, etc etc. Incluso en el caso en que el RC no tenga acceso a la contraseña definitiva, ¿Por qué tendría que guardar un registro del nombre de usuario junto con otra información privada?¿Si el usuario pierde la contraseña, quién la reemplaza, Microsoft o el RC?

Adicionalmente: ¿Cuanto costará el tiempo y recursos para actualizar la base de datos del RC, y su mantención?

2. En un proceso que debe definir el Registro Civil -por ejemplo al obtener o renovar la cédula de identidad o pasaporte- se ofrece al usuario la posibilidad de acceder a una casilla. Si éste acepta (opt-in), ambos datos –no otros– son enviados a Microsoft para crear una cuenta.

Esto es bastante ingenuo. Prácticamente ningún servicio en línea permite crear una cuenta sin dar información personal, como nombre, apellido, país, etc. Tal vez el Registro Civil no enviará los datos, pero sin duda Microsoft los obtendrá tarde o temprano.

3. La casilla de correo tendrá un dominio nacional -por ejemplo, christian_leal@chile.cl- no un dominio de Microsoft (esto incluso figura en el acuerdo).

A ver: emails, blogs y otros datos estarán almacenados en formatos y servidores de Microsoft, ¿o estoy equivocado? Si el gobierno mantiene control sobre el dominio y decide que ya no le cae bien Microsoft: ¿Quién paga por migrar los datos de 15 millones de personas a nuevos servidores, con otros servicios? ¿Habrá escuchado el gobierno el concepto de «Vendor Lock-in«?

Y si el gobierno mantiene control sobre el dominio: ¿Nos debería preocupar que un gobierno (de la tendencia política que sea) tenga la llave de acceso a las actividades e información privada de millones de ciudadanos?

4. Las casillas de e-mail podrán accederse vía POP, es decir, saltarse la interfaz Web para usar Outlook, Eudora, Thunderbird o cualquier otro programa de correo electrónico.

¿Que pasa con blogs, la información en Live! y otros servicios nombrados en el acuerdo?¿Proveerá Microsoft un mecanismo para poder descargar todos esos datos de sus servidores? Se aceptan apuestas.

5. Si en algún momento el Gobierno desiste de continuar el servicio con Microsoft, las casillas pueden ser traspasadas a cualquier otro proveedor, por lo que no se pierden datos.

Repito: ¿Que otro proveedor? Microsoft usa formatos cerrados y sin documentación para muchos de sus servicios. ¿Como se haría esta migración?¿Quién la paga? ¿Se compromete Microsoft a almacenar todos los datos en formatos abiertos o usando estándares abiertos que permitan la migración de estos datos?

6. El usuario puede recibir información comercial de Microsoft, pero podrá bloquearlas si así lo desea (no habrá espam).

¿Esta el gobierno seriamente considerando permitirle a Microsoft usar el «Domicilio Digital» como una máquina publicitaria?

Los ejecutivos señalaron que Microsoft tiene un protocolo claro en torno a la privacidad y seguridad de los usuarios (muy bien resumido aquí), e incluso más estricto que el de Google.

Adicionalmente, seríamos el primer país del mundo donde este modelo se implanta a nivel nacional.»

Después de aprender un poco más sobre el domicilio digital (la información cae a gotas), queda más claro que esta es una idea que debería ser abandonada completamente. Todavía no queda claro que ventaja obtiene un ciudadano común y corriente con este nuevo sistema, especialmente dado ya existen soluciones tan buena so mejores que las de Microsoft y que no requieren intervención alguna del gobierno o involucran riesgo alguno a la privacidad. Y secundario, aunque importante: este «Domicilio Digital», arriesga convertirse en un gasto innecesario para el Estado Chileno (o sea, usted), en el que formamos una alianza tecnológica con Microsoft que no podremos abandonar sin enormes gastos de migración.

Al final, Christian apunta que Chile sería el primer país del mundo donde se implantaría este modelo. La razón es tristemente evidente: en la mayoría de los países democráticos del mundo y donde la estrategia digital se toma en serio, Microsoft tendría que hacer bastante más que poner en la mesa un par de millones de dólares para lograr que un gobierno firmará un «acuerdo» (recuerde, no es contrato) como éste.

Parece que hay bastante material para el miércoles.

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