Hoy leo a través de la bitácora de juque que se ha cerrado la bitácora de los trabajadores de la cuarta. Como bien dice Claudio en Quemar las Naves, las razones para el cierre son inciertas, pero el último post de la bitácora (guardado en bloglines) deja poca duda de que no fue una decisión voluntaria de los autores.
Sin saber los detalles del cierre, se me vinieron a la memoria tres casos que ejemplifican la pelea entre la libertad de expresión a través de las bitácoras y aquéllos que tienen “influencia” sobre los autores:
El primer caso fue en Febrero, cuando salió en las noticias que una azafata de la aerolínea Delta que fue primero suspendida y después despedida por publicar en su bitácora fotos que la empresa consideró poco apropiadas (ella en su uniforme profesional). Lo mismo le pasó a un empleado de San Gugle que comentaba sobre el día a día del trabajo en la compañia.
El segundo caso esta sucediendo en China. Microsoft y otras compañias estan ayudando al gobierno Chino a censurar la gente que quieren crear bitácoras que contienen palabras como libertad, derechos humanos o democracia en su título. Lindo, ah?
Finalmente, el tercer caso tiene que ver con la guerra en Irak: El Pentágono, ansioso por hacerle la vida más fácil a los soldados norteamericanos, les facilito acceso a Internet para comunicarse con sus familias y amigos y disminuir el estrés de combate y otros problemas. Poco se imaginaron que esa facilidad de acceso a la red generaría una nueva raza de autores de bitácoras, los milbloggers (military-bloggers). Como dice el artículo en la revista Wired (The Blogs of War), esta subcultura dentro de las bitácoras no es homogénea, pero si da espacio para que mucha información salga al mundo que de otra forma no se sabría.
Desde el gobierno Chino hasta la Cuarta, pasando por el Pentágono, Google y Delta, instituciones de todo tipo se han enfrentado o tendrán que enfrentarse a la fuerza inherente de las bitácoras: cualquiera con acceso a Internet puede leerlas, y el ejercer control implica necesariamente una discusión sobre la libertad de expresión. En la mayoría de los casos son los “jefes” los que se llevan la peor parte en la discusión pública del tema.
En el caso de la azafata, al menos en EEUU la ley esta sin duda del lado de la empresa: al mezclar la imagen institucional (uniforme, el nombre de la empresa, etc) con su blog personal (lo mismo hizo el tipo que trabajaba para Google) cruzó la línea entre la libertad de expresión individual y el derecho de la empresa a que sus empleados actuen de acuerdo a ciertas reglas y estándares que esa misma empresa es (más o menos) libre de establecer.
En el segundo caso, es censura sin justificación alguna. George Orwell, te presento a Bill Gates. Bill, este es George.
En el tercero, el Pentágono ha tenido que tener mucho cuidado. No dudo que si pudieran cerrarían todos los blogs de los soldados, pero sería muy mala publicidad. Así que por ahora le han seguido la corriente al tema, aplicando las mismas restricciones que se le aplican a la prensa en general (no discutir tácticas militares, por ejemplo) pero dejando pasar impresiones personales sobre el conflicto.
Nada de lo que leí en los archivos de bloglines justifica en mi opinión usar el peso de “donde manda capitán…” para cerrar el blog de la cuarta. Por ahí puede ser que Claudio tiene razón, y estaban preocupados por la competencia a la bitácora oficial del diario. Espero que al final se sepa lo que pasó, y tengamos más claro hasta que punto tienen libertad los periodistas de la cuarta (y otros diarios) para discutir lo que les pasa en la vida diaria.
En cualquier caso, espero que los autores reabran la tienda en otra parte, sin usar el nombre del diario ni mencionarlo, para que podamos seguir disfrutando de los periodistas de la cuarta… sin censura.