Hasta hace poco, habría estado muy de acuerdo con este artículo de Armonth: si hay un signo inequívoco de que uno está frente a un geek, es su uso peculiar del teclado. Como lo que puede parecer magia al no iniciado, el geek es capaz de moverse a lo que parece la velocidad de la luz sin tocar siquiera el ratón.
Y yo soy de esos. Más de una vez me he sentido sonreir – mental o literalmente – al ver a algún pobre desgraciado mover el ratón a la ventana de búsqueda de Firefox («¡control-K, control-K!» pienso, impaciente) o tratando de buscar el botón para cerrar una ventana abierta («Alt-F4, maldita sea»). En mi computador, y como si tuviera a una serie de R2-D2s listos para ayudar, F12 hace aparecer instantáneamente una ventana de Tilda, y otras combinaciones llaman a la deskbar o Vim. Pero todo este tiempo, puede que mi cerebro me haya estado jugando trucos…

Y es que resulta que mientras más aprendemos sobre lo que pasa en nuestras cabezas, más nos damos cuenta que nuestro inconsciente (no el de los sueños de Freud, pero el otro, que nos acompaña todo el tiempo, ayudandonos a tomar decisiones en fracciones de segundo) a veces no le cuenta todos sus secretos al lado consciente. Y el caso del teclado vs. el ratón parece ser un buen ejemplo (otros, mucho mejores, son el tema de Blink, un muy buen libro de Malcolm Gladwell): en un artículo de 1989 (encontrado gracias al notable Gruber), Bruce Tognazzini (Tog), uno de los creadores de la interfaz de los Macs, nos cuenta:
Hemos gastado unos US$50 millones en investigación y desarrollo de la Apple Human Interface. Descubrimos, entre otras cosas, dos hechos pertinentes [a la discusión que estamos teniendo]:
- Sujetos que están siendo examinados nos dicen que usar el teclado es más rápido que usar el ratón.
- El cronómetro prueba que usar el ratón es más rápido que usar el teclado.
¿Como puede ser? La respuesta nos la da Tog, y tiene mucho que ver con el libro de Gladwell: nuestro cerebro mide el tiempo en parte dependiendo de lo que estamos haciendo:
Uno se demora dos segundos en decidir que combinación especial de teclas debe oprimir. Decidir entre símbolos abstractos es una función cognitiva de alto nivel. No solo es esta decisión entretenida, ¡sino que el usuario experimenta amnesia!¡Amnesia real! El periodo de tiempo utilizado en tomar esa decisión simplemente no existe.
Es decir, como usar el ratón es «aburrido», tenemos conciencia de que lo estamos usando, y por lo tanto contabilizamos ese tiempo, a diferencia del uso del teclado. Aún peor, Tog arguye que como las combinaciones de teclado requiere el uso de funciones cerebrales avanzadas, su uso de hecho distrae más que el uso del ratón, y por lo tanto genera una pérdida relativa de productividad.
¿Que tal? Dudo que vaya a cambiar mis hábitos, pero al menos el artículo me hizo repensar si debería dedicarme a la pontificación en el uso del teclado. Después de todo, puede ser una completa pérdida de tiempo.