martes 12 de agosto, 2008

Re: A 220 pesos de Santiago

No es muy de extrañar que a Christian le esté saliendo humo por las orejas por la discusión del subsidio permanente al Transantiago:

Y es que como si no fuera suficiente injusto que se divida 50-50 el monto entre 6 millones de santiaguinos contra 10 millones de habitantes de regiones; el ministro Cortázar ha dicho que este subsidio permitirá reducir entre $30 y $60 los pasajes provinciales, mientras en Santiago se mantendrá congelado en $380 al menos hasta fin de año, pues de otro modo costaría $600.

O sea, cada santiaguino recibe un subsidio de 220 pesos, 4 veces más de lo que recibirá un iquiqueño, coquimbano, talquino, penquista o puertomontino.

Sin entrar para nada a justificar la suma de errores y negligencia que engendró al Transantiago, creo que se equivoca el Francotirador.

Desde el punto de vista estrictamente económico, y si uno aisla el tema del transporte público, puede parecer injusto que los Santiaguinos (yo no soy uno de ellos) reciban más dinero por cabeza que el resto de nosotros. Pero esta no es una muy buena forma de ver el problema.

Por un lado, el Transporte Público es una de esos problemas que aqueja especialmente a las grandes ciudades. Con la distribución de población de Chile, es natural que ciudades grandes como Santiago, Concepción o Valparaíso reciban más inversión y, potencialmente, más subsidio. Si uno vive en un pueblo pequeño donde solo se necesitan un par de micros, o aún mejor, se puede caminar a todas partes, el problema del transporte se puede solucionar de forma más o menos fácil. En Santiago, lo que ha probado el sistema de las micros amarillas, y ahora el Transantiago (algo que en los países desarrollados saben hace mucho tiempo) es que sin un sistema público de control y buen subsidio, los sistemas de transporte urbanos son simplemente un desastre. Recuerde eso la próxima vez que tome el metro en Nueva York, Londres o París: usted nunca paga el boleto completo.

Por otro lado, hay que considerar que el argumento de Christian se puede dar vuelta fácilmente. Si bien en ese pueblo chico que mencionaba antes el transporte público puede ser fácil de resolver, hay otros problemas muy serios. Digamos que uno quiere construir una posta, un puente o una carretera que preste servicio a un pueblito, que esta en un lugar remoto del país (de los que hay muchos). Un cálculo frío podría mostrar que esa carretera, esa posta o ese puente solo servirá a poca gente, y que por lo tanto construir la misma cosa en Santiago siempre sería más barato si se piensa en costo por habitante. Pero ese cálculo no solo sería frío, sería cruel: sin ese puente, esa posta, o esa carretera, una vida digna y de calidad para todos, que es lo que se supone que estamos intentando lograr, no es posible, y por mucho que cueste más caro (de nuevo, por habitante), es un costo que todos debemos pagar. Es decir, la política pública debe ver más allá de los pesos, y debe incluir en su evaluación el impacto social de los programas que se implementan.

Y solo para repetir, eso no significa que el Transantiago no tenga muchos otros problemas, y que la discusión de cuanto debe ser el subsidio, y como debe ser distribuido no sea completamente legítima. Pero la realidad es que porque sirve a tanta gente, y eso implica problemas de escala que son únicos de ciudades grandes, es razonable que el Transantiago requiera más subsidio por habitante, como es razonable que otros servicios públicos en regiones sean fuertemente subsidiados en otras áreas. Pero los detalles de como se distribuye ese subsidio nos debería preocupar menos que cuáles son las reformas que nos permitan tener un sistema de transporte y de calidad, en Santiago y el resto del país.

~

17 Comentarios »

  1. ¡Traidor! ¬¬

    Y ya que estamos en esas, déjame devolverte la llave de judo:

    1) ¿Dirías que el Gran Concepción, Valpo, La Serena-Coquimbo, Puerto Montt, Temuco o Rancagua son «pueblos chicos»?

    Parece que tu tiempo fuera de Chile te hace olvidar que la zona de donde provienes -considerando los ejes Tomé, Lota, Hualqui, Talcahuano se extiende ya por una superficie igual o mayor que Santiago, que más de 1 millón de personas debe recorrer (y pagar) diariamente.

    2) Santiago es la zona más rica de Chile (de hecho, la única que tiene población ABC1). Y si bien también hay pobreza, la región del Bio Bio tiene las zonas más deprimidas económicamente y con mayor cesantía.

    ¿Es justo que paguemos casi 2 veces más que en Santiago para poder estudiar o trabajar?

    3) La mayoría de los grandes males de Santiago son culpa de su crecimiento desmesurado, como bien explica el artículo de Plataforma Urbana que vinculé (y seguro no leíste). Nuestros gobiernos en vez de desincentivar ese crecimiento siguen alentándolo renovando sucesivos planes de desarrollo que siguen aumentando una colapsada densidad de habitantes.

    Es como tener una familia con un obeso mórbido y 15 hermanos desnutridos… y seguir dándole la mayor parte del alimento al gordito.

    ¿Es justo que las Regiones tengamos que pagar -en términos sociales y económicos- por el crecimiento descontrolado de Santiago?

    Además, el tema del pasaje del Transantiago es sólo el ejemplo. El tema central acá es la situación de desmedro que sufrimos las Regiones en Chile y eso no pasa sólo por el monto del pasaje o las obras viales.

    ¡Ah! Y por último seguro te perdiste las últimas declaraciones de nuestro querido Ministro Bitrán, cuando negó la conexión a la Isla de Chiloé o justificó la falta de comunicación con Chaitén y Palena (cuando existían) debido que no eran «socialmente rentables».

    Wake up. Social & Dinero van más juntas que nunca. Tú mismo me dijiste que cuál era el problema con subsidiar un sistema de transporte como Biovías, que está aún más arruinado que el Transantiago… ¿dónde quedó ese argumento entonces? Porque al menos bajo este concepto, con $50 por pasaje sería imposible.

    (Yeah… I’m pissed off)

    Francotirador — 12 de agosto de 2008 @ 7:19 pm
  2. 1) Obvio, obvio, por eso mencioné a Concepción y Valpo. En mi opnión el biovias, por ejemplo, debería seguir avanzando y tener subsidio, sin duda. No se puede dejar de atender a la gente solo porque la cosa no gana plata.

    2) Estas ignorando mi argumento: Hay otras políticas sociales que son mucho mas caras de implementar si son ejecutadas en áreas de baja densidad, pero igual deben hacerse, porque hay otros beneficios. Lo del Transantiago es una problema endémico de las ciudades grandes, y no solo afecta a Santiago, pero es hay donde es más dramático. Si alguien de Nacimiento se quejara por la inversión del Biovías (y ojala tuviera subsidio) creo que podríamos decirle que bueh, hay 1 millón de personas usando el sistema, y que le vamos a hacer.

    3) Tienes razón, no leí ese artículo, pero la conclusión que mencionas no me sorprende. Ahora bien, no porque hagamos que la experiencia del transporte público en Santiago (que no es, por siaca, usado por la gente ABC1 que mencionas, que anda en su propio autito) sea una miseria vamos a solucionar el problema del centralismo. Eso tiene más que ver con la distribución del poder político y otras reformas que necesitamos.

    Es decir, creo que podemos caminar y mascar chicle al mismo tiempo: podemos pelear por un Santiago más vivible, con un mejor transporte público y al mismo tiempo pelear por lo mismo en Concepción y otras ciudades, y lograr también que se redistribuya el poder que ahora tiene Santiago. Dejar que el Transantiago fracase no logrará que Chile sea menos centralista.

    Saludos!

    Carlos — 12 de agosto de 2008 @ 7:36 pm
  3. El problema principal aqui es el mismo de siempre, el centralismo en el gobierno, es decir, los politicos se burlan de la gente, claramente.

    El decir que el subsidio al transporte publico es 50-50 entre RM y regiones es estupido, es mas que claro que solo «idearon» esta fórmula pensando en el transantiago y en nada más. lo del 50% a regiones es solo para la opinion publica, porque si bien el sistema de santiago y su transporte es grave.

    Aca en Concepcion el tema del pasaje ya es insostenible.

    Por ejemplo Tomé, una de las comunas dormitorio de Concepción.
    Por un servicio aun mas malo que el transantiago,
    $700, El urbano $480, si multiplicamos x dia y mes par aua persona que trabaja de lunes a viernes nos da

    $47.200.

    Osea si ya la gente esta con un ánimo bastante malo y a eso sumamos las burlas del gobierno, no hay lugar a discusion a politicas del gobierno, porque realmente no las hay, es solo una pantalla «politica» que solo hace a la gente enojar

    i si

    I’m pissed off too xDD

    Esteban — 12 de agosto de 2008 @ 8:25 pm
  4. Primero que nada pienso que el autor tiene un conocimiento superficial y ególatra.

    Segundo que nada quiero decir que tu análisis es muy racional estimado Carlos, yo también soy hombre de números y estoy de acuerdo con ello, pero esos son números. Acá, a mi modo de ver las cosas, el problema es netamente político y como siempre suele ocurrir, se manosea a las postergadas regiones, eso es lo más irritante de toda esta situación. Un gobierno que quiere hacer lo indecible para que el señor Piñera —o quién sea— no le enrostre esta calamidad de transporte en momentos de campaña presidencial y con ello pierdan el gobierno. Eso es lo único que les importa ahhh.. también les importa un poquito la calidad de vida de Santiago y un poquito menos la de regiones.

    Estado Federal, ¡ahora!, esa es la única solución este problema y a un millón de problemas más.

    juque — 12 de agosto de 2008 @ 9:53 pm
  5. @Esteban: el centralismo no tiene nada que ver con que el pasaje de Concepción a Tomé cueste $480. La razón por la que eso pasa es que la ideología imperante es que no creemos, como país, que el transporte público (que en Chile es «público» solo en el sentido que cualquiera puede usarlo, no público como se entiende en otras partes, con control y a veces propiedad, pública) es un negocio que ante todo debe generar ganancias. Y ergo, si los empresarios del transporte no están contentos llenandose los bolsillos (¿te acuerdas de los mismos micreros a Tomé tirándose a huelga hace unos años porque querían cobrarles los partes que tenían acumulados?), entonces hay algo malo con el sistema.

    Y eso es lo que paso – en parte – con el Transantiago: el gobierno mismo se compró esa premisa y creyó que podía hacer lo imposible: crear un sistema que le generará plata a los empresarios, pero que fuera moderno y además bien organizado, y sin subsidio. Y ya vemos en que quedó esa idea.

    Pero eso no tiene que ver con el centralismo, sino como entendemos los servicios públicos.

    @Juque: bienvenido, maestro. A er, yo creo que ese es mi contraataque a Christian, que esto no se trata de números solamente. Pero el problema, como le decía a Esteban, no es solo netamente político, o si lo es, es más profundo que la Concertación haciendo un saludo a la bandera para salvarse el pellejo. Total, las negociaciones de ese tipo son pan de cada día en la política, y no hay para que escandalizarse tanto. Pero te encuentro razón que el 50-50 es solo para la foto.

    Ahora, amigo mío, hay mucha culpa para repartir. Hoy tenemos a Nicolás Mockeberg, por ejemplo, quejándose por los altos precios que pagan las personas de regiones, y justificando así su intento de hacer que el Transantiago colapse. Por supuesto, antes de que el gobierno intentara reformar el transporte santiaguino, los muchachos de la Alianza no parecen haberse preocupado mucho de esta lacra social que parecen ser las micros en regiones. Y por supuesto, el sistema de transporte regional, privado y con fines de lucro, es el sistema de libre mercado que a él tanto le fascina, y que defiende a rajatabla. Porque para que estamos con cosas, la derecha se queja mucho, pero de soluciones nada.

    O sea, si, es político. Pero incluso más profundo, es ideológico.

    Un abrazo.

    Carlos — 12 de agosto de 2008 @ 10:47 pm
  6. Mira para empezar a Tomé Concepcion cuesta $700
    al interior de Concepcion cuesta $480

    Y digo que el gobierno es centralista, pues ahora que proponen subsidiar el transporte publico (de hecho necesario), solo colocan a las regiones como excusa para obtener mas votos y presion en el congreso.

    Deberian ser mas rectos y si por ultimo son indiferentes con la gente de regiones no reirse de ellos, pues un subsidio de $30 pesos es francamente impresentable

    esteban — 12 de agosto de 2008 @ 11:23 pm
  7. Algo que no se ha considerado es que el nuevo sistema de transporte en Santiago no es tan eficiente como el sistema anterior, que por una cantidad menor de plata hacía lo mismo.
    Lo malo de toda esta situación es que se implementó un mal sistema y en vez de arreglarlo se le está metiendo más plata. Luego aparece el asunto de las «compensaciones» que no es más que una pildorita para las regiones y una forma de presionar a la derecha para aprobar los fondos ya que es impopular irse en contra de un ley que baje las tarifas de transporte.

    Ricardo — 13 de agosto de 2008 @ 1:26 am
  8. No tengo tiempo de leer el post :( pero me alegra ver que vuelves a publicar en el blog.
    Saludos.

    Andrés — 13 de agosto de 2008 @ 10:23 am
  9. Antes Santiago tenía un sistema de transporte, no peor que el actual en muchos sentidos, qiue costaba $0 pesos al resto del país.

    Por que tengo que subsidiar con mis impuestos errores políticos si a cambio no recibo lo mismo por vivir en regiones?

    Si se va dar un subisidio al transporte no sería más justo darlo por persona, es decir la misma suma de dinero por cada uno indepediente de donde viva?

    No sería mejor tomar medidas tendientes a sacar a la gente de Santiago y potenciar las regiones.

    Rodrigo — 13 de agosto de 2008 @ 11:41 am
  10. @esteban: muy bien, muy bien, ¡$700!. De hecho, si mal no recuerdo fueron los parlamentarios los que enarbolaron que era injusto darle subsidio al sistema en Santiago sin darle nada a regiones.

    Ahora bien, estoy de acuerdo con que la distribución en particular de la plata, y todo eso, no es más que una maniobra política para hacer pasar el financiamiento. Y creo que está mal que se dé subsidio en regiones sin reformar los sistemas de transporte ahi también. Pero eso es imposible políticamente en este momento. Eso será tarea del próximo gobierno (si es que hay voluntad).

    @Andrés: ja!, gracias por la visita.

    @Ricardo, Rodrigo: a ver, separemos aguas: el sistema anterior era peor en muchas cosas (más inseguro, mas contaminante, más ruidoso, mas abusivo para con los choferes) pero era mejor en otras (menos espera en cada paradero, menos transbordos). Parte de esos problemas son totalmente reales, parte son culturales: por ejemplo, la gente no esta acostumbrada a transbordar, quiere que la micro pare en cualquier parte, aunque el tener una sola micro que hace una ronda de 4 horas de una esquina a otra de la ciudad y sin paraderos fijos es terriblemente ineficiente. Bueno, la discusión es larga, pero no es correcto decir que el sistema antiguo era mejor, o hacía lo mismo con menos plata. Muchos de los beneficios del transantiago son invisibles porque funciona mal en lo de los transbordos y un par de aspectos más que a la gente le importan – muy razonablemente – mucho.

    Rodrigo, hay dos razones porque el subsidio de $/persona que tu propones es mala idea: uno porque es muy regresivo (la gente que tiene auto – los más ricos – son subsidiados a pesar de no usar el sistema, y debería ser al revés), y la segunda es la razón que expliqué en el artículo: hay servicios públicos que son más fuertemente subsidiados en regiones, otros en Santiago. Por ejemplo, para que un doctor se vaya a un consultorio a la cresta del mundo hay que pagarle más. Ese doctor puede que atienda a menos gente, y definitivamente sale más caro. Y todos lo estamos pagando, pero esta bien, porque esa gente que vive a la cresta del mundo necesita un doctor.

    Ahora bien, y repito, estoy totalmente de acuerdo con que hay que fomentar la descentralización. Créeme que siendo nacido y criado en la región del Bío-Bío odio el centralismo con toda mi alma. Pero no por hacer que el sistema de transporte público sea una miseria se resolverá el tema. La verdad es que la gente migra a las ciudades por razones económicas, y a Santiago porque todo está allá, no porque las micros sean malas o buenas. Si queremos solucionar el centralismo, tenemos que hacer reformas significativas en nuestro sistema político, pero ese es otro tema.

    Saludos!

    Carlos — 13 de agosto de 2008 @ 4:02 pm
  11. Respecto a las cosas mejores y peores del sistema antiguo y el nuevo, creo que comparando las dos cosas las ventajas del sistema antiguo son mayores que las desventajas, ya que el propósito principal de un sistema de transporte es llevar lo más rápido posible a los pasajeros de un punto a otro. Si eso se pude lograr con menos contaminación, más seguridad y el mismo costo mucho mejor entonces, pero esos son objetivos secundarios.
    Lo que no se puede dejar de lado es que el sistema actual es ineficiente y la ineficiencia no se puede premiar.

    Lo que dices del doctor en una zona lejana es muy cierto y todos estamos de acuerdo en que es un uso útil y solidario de los recursos. Ahora imagínate a ese mismo doctor con unos 60 años de edad siendo reemplazado por un doctor joven al doble del precio, y equivocándose en un 60% de sus diagnósticos. Eso pasó con el sistema de transporte en Santiago.

    Ricardo — 14 de agosto de 2008 @ 3:51 pm
  12. @Ricardo,

    Ja!, me reí harto con tu analogía de los doctores, aunque no estoy de acuerdo.

    Tu dices que «el propósito principal de un sistema de transporte es llevar lo más rápido posible a los pasajeros de un punto a otro», pero eso claramente no es cierto. En ciudades, especialmente las grandes metrópolis como Santiago (y con la geografía que tiene), uno de los objetivos principales, claro, debe ser el transportar rápido a sus pasajeros. Pero hay otros objetivos primarios: que sea seguro, que tenga una cobertura razonable, que sus trabajadores tengan sueldos dignos, que sea razonablemente barato, que contamine lo menos posible.

    En una ciudad bien ventilada como Concepción, por ejemplo, el último objetivo puede ser fácil de cumplir, y no hay que preocuparse mucho. En Santiago, donde los efectos de la contaminación los pagamos todos a través de nuestros impuestos, que van a tratar los miles de casos de enfermedades respiratorias y otros problemas de salud, el tener un sistema que no contamine también es un objetivo principal, aunque los costos estén escondidos o no incluídos (externalidades, como le dicen los amigos economistas).

    Y ojo, que el transporte rápido no significa que pase una micro cada 2 minutos. En la mayoría del mundo desarrollado no es así: las micros simplemente tienen horarios, y la gente esta acostumbrada a que si no llega a la hora al paradero tendrá que aguantarse 15 minutos, media hora, o incluso 1 hora. Nada nuevo bajo el sol.

    Yo estoy totalmente de acuerdo que el sistema es ineficiente. Creo que el subsidio y contratos mucho más estrictos (o de frentón, hacer que el sistema fuera público) deberían haber sido parte del diseño desde el primer día. Por razones políticas e ideológicas, eso no fue posible, y ahora tenemos un sistema con muchos problemas. Pero si no se le echa para adelante, no estamos «premiando» a nadie, ya que a la Concertación el castigo se le viene en las urnas, a los Santiaguinos en tener un sistema malo de transporte, y a las regiones la posibilidad de que pasada la crisis se olviden de los problemas que tenemos. Nadie gana.

    Saludos.

    Carlos — 14 de agosto de 2008 @ 4:12 pm
  13. Después de leer tu articulo aun no logro entender pq yo en Antofagasta debo pagar mucho mas por el pasaje que un santiaguino. Entendería por ejemplo si por una u otra razón el pasaje tenga un costo mayor en la ciudad A y que por ello se le subvencione para q paguen lo mismo que en el resto de las ciudades, en otras palabras, que tengan un mayor subsidio para compensar el mayor costo. Pero eso de destinarle muchísimo mas dinero para que tengan un pasaje muchísimo mas caro me hace pensar que hay ciudadanos de primera y segunda clase.

    Saludos

    rob — 14 de agosto de 2008 @ 10:22 pm
  14. Nací y crecí en Santiago, pero ahora vivo en Concepción, y puedo ver con gran dolor, cada vez que voy a Santiago, lo deteriorada que esta la vida allá, y no puedo entender como se subsidia un servicio de tan mala calidad, me refiero a las zonas periféricas, donde el problema del traslado, denigra cada vez mas a las personas. Yo viví en una zona periférica de Santiago y tenia que trasladarme al centro, y recuerdo que el servicio era mucho mejor con las micros amarillas, en términos de rapidez en la frecuencia, pero también veía como se llenaba de micros vacías al medio día lo que provocaba una gran congestión. El cambio en el sistema de transporte era necesario ordenarlo, pero el remedio salio más caro que la enfermedad, ya que se ha gastado mucha plata (de todos los chilenos), y seamos sinceros, este no es un problema de recursos mas o recursos menos, un proyecto de esta envergadura debería haberse planificado y ejecutado mucho mejor, cierto?, ni con toda la plata el mundo se va a arreglar, no se hace un verdadero cambio inyectando mas dinero en subsidios.
    Tal parece que lo que se quiere finalmente, no es arreglar el problema, sino que acallar el legítimo descontento de las personas, que usan este sistema, pagándoles parte de su pasaje, lo que a todas luces es un grave error.

    El francotirador tiene razón cuando dice que las regiones están pagado el pato por los errores cometidos en Santiago, pero no porque nos den menos subsidios, sino porque no existe voluntad de ser equitativos y justos con todo el país, Santiago no es Chile.

    A riesgo de parecer extremo en mi apreciación del problema, no estaría nada mal considerar la independencia del SUR y del Norte de Santiago, como en Santa Cruz(Bolivia). Haber si eso no les causa un verdadero remesón.

    Leugim — 15 de agosto de 2008 @ 2:32 pm
  15. @Carlos: Por lo menos te saqué una risa.
    Ojalá que si se aprueba el proyecto en el Senado, sea condicionado al cumplimiento de metas y al arreglo de los contratos. En el fondo, si existe un subsidio, hacerlo lo mas bajo posible a través del aumento en la eficiencia del sistema.
    Saludos.

    Ricardo — 17 de agosto de 2008 @ 2:42 am
  16. @Rob: Bueno, yo siempre viví en la región del Bío-Bío, y al menos en Concepción las micros siempre han sido más caras que en Santiago, y esto era pre-Transantiago. Me parece excelente que discutamos si esta bien (o es justo) que distintas ciudades paguen distintos pasajes, pero eso depende de otras cosas también (distancia que la gente tiene que recorrer, ingresos medios, etc), y no es un problema creado por el Transantiago. El objetivo del subsidio no es el tener un boleto que cueste lo mismo en todo el país, es lograr que el sistema en Santiago no sea horriblemente caro.

    @leugim: Estoy de acuerdo con mucho de lo que dices. Es insólito que la gente haya terminado con un sistema con problemas tan grandes como el Transantiago. Y claro, no es cosa de tirarle más plata, pero aunque la discusión se ha enfocado en la plata, Cortázar también se ha concentrado en varias reformas, y como menciona Ricardo, eso pasa por la reforma de los contratos y otros temas. Por ejemplo, la entrega de los subsidios pasan por la renegociación de contratos, lo que está muy bien.

    @Ricardo: Absolutamente. Siempre hay que tener cuidado con las platas fiscales, y de todas maneras se tiene que buscar que esa plata no se gaste por las puras. Ya veremos.

    Saludos a todos.

    Carlos — 17 de agosto de 2008 @ 11:19 am
  17. Bueno, cuando hablas de pueblos chicos te olvidas que muchos de esos están muy cerca. Ir de Los Ángeles a Nacimiento toma menos tiempo que ir de Puente Alto a Santiago Centro, sin embargo es más caro. Si pensamos en «grande» estos proyectos son mucho más viables de lo que normalmente se piensa y ni siquiera sería necesario desplazar a los privados. A mi gusto con un sistema de pago mediante la tarjeta bip bastaría.

    Si se planeara un sistema de transporte que conectara grandes espacios urbanos de manera eficiente mejoraría la calidad de vida de muchas personas y evitaría la inmigración a zonas urbanas saturadas evitándo que pueblos pequeños desaparezcan.

    Saludos,
    L.

    Luis — 31 de agosto de 2008 @ 7:55 pm

Los contenidos de este blog están publicados bajo una licencia Creative Commons Atribución-Compartir-Igual. (c) 2005-2025 El Diablo en los Detalles | Usando WordPress y una versión modificada de Barecity.